Por: Iván Paz Nogueira
El diez de diciembre se celebra el Día Internacional de
los Derechos Humanos, fecha a la que la Isla de Cuba llega con insuperables
logros reconocidos por la Organización Mundial de las Naciones Unidas, ONU.
La protección y seguridad que disfrutamos hoy los cubanos
no se parece en nada a lo que ocurría antes del triunfo de la Revolución en
1959, cuando se registraban por doquier detenciones arbitrarias y la tortura a
jóvenes y otras personas inocentes.
Por solo pronunciarse pacíficamente contra el régimen de
Batista se asesinaban ciudadanos indefensos en cualquier parte, mientras a
muchas familias campesinas de les despojaba de sus caseríos como confirma el
historiador Julio Betancourt Gómez.
En Cuba, antes de 1959, los gobiernos títeres al servicio
yanqui perjudicaban especialmente a los jóvenes, a muchos de ellos los
golpeaban, violaban y le extraían órganos, actos inhumanos protagonizados por
esbirros que hoy se proclaman defensores de los derechos humanos.
Con la complicidad de administraciones norteamericanas,
muchos de los torturadores y asesinos de cubanos indefensos han financiado en
estos años actos terroristas desde Miami con la participación de asesinos
confesos como Luis Posada Carriles.
En estos cincuenta y cinco años de Revolución no podemos
olvidar jamás las epidemias introducidas en esta Isla para matar a niños y
otros seres humanos, ni el bloqueo económico, comercial y financiero que impone
carencias y limitaciones que afectan nuestras vidas.
Esos inescrupulosos individuos que han causado el luto a
miles de familias cubanas se dedican también a reclutar a mercenarios dentro de
Cuba para tratar de desestabilizar nuestra Revolución socialista.
Los mercenarios que quieren desvirtuar la realidad de
esta Isla deben de entender que Cuba, con su Revolución socialista, sigue
siendo paradigma en la defensa de los derechos humanos y que el pueblo no
permitirá el retroceso al despiadado capitalismo.
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